HIPERTEXTO: El nuevo concepto de documento en la cultura de imagen

HIPERTEXTO: El nuevo concepto de documento en la cultura de imagen
hipertexto

María Jesús Lamarca Lapuente  

                                                   
Doctorado: Fundamentos, Metodología y Aplicaciones de las Tecnologías Documentales y Procesamiento de la Información

 

INTRODUCCIÓN
Hace poco más de un lustro nadie había oído hablar de hipertexto. Hoy es un término de uso habitual, pero pocas personas conocen su significado preciso y sólo algunos iniciados y especialistas son capaces de definirlo y de vislumbrar las implicaciones de esta nueva herramienta.

Desde que Vannevar Bush ideó la máquina hipertextual “memex” en 1945 y Ted Nelson acuñó el término hipertexto en los años 60, los avances tecnológicos actuales han hecho posible el hipertexto, porque el hipertexto no hubiera podido materializarse sin la revolución digital. El texto impreso presentaba unas limitaciones que sólo la informática ha logrado romper mediante el salto físico y técnico hacia la hipertextualidad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El hipertexto nos abre un camino nuevo y desconocido lleno de posibilidades. Tradicionalmente la escritura se ha producido y transmitido de forma secuencial y jerárquica y los soportes sólo permitían la lectura lineal, pero el hipertexto rompe esa concepción del texto como una línea recta y esto trae consecuencias no sólo para la concepción del propio texto, sino para conceptos tales como autor, lector, obra, edición, etc. Por otro lado, el hipertexto ofrece una nueva manera de organizar la información y esto tiene enormes repercusiones sobre la tradicional forma de concebir el documento y la ciencia documental, modificando conceptos tan arraigados en el análisis documental como  la descripción bibliográfica/documental, la localización del documento, la catalogación, clasificación, indización o el resumen documental, etc.; y modificando los métodos de búsqueda y recuperación de la información en los que Internet, y más concretamente, la World Wide Web, se ha convertido en una especie de biblioteca total en donde obtener no sólo las referencias bibliográficas y documentales requeridas, sino lo que es más importante, un directo e inmediato acceso al documento.
El hipertexto permite diferentes lecturas y distintos niveles de profundidad en la lectura. También abre la posibilidad de la interactividad. Las funciones del lector -que hoy ha pasado a ser usuario de la información- se entremezclan con las del autor y la división entre ambos queda difuminada. El concepto de autoría tal y como lo conocemos hoy queda inevitablemente “tocado” y las nociones de derechos de autor y propiedad intelectual sufren un cambio drástico, hoy todavía sin resolver; por no hablar de las transformaciones radicales que se producen en la originalidad y reproductibilidad del texto, ya socavadas con las técnicas reprográficas y ahora aumentadas con la facilidad de copia, modificación y reutilización informática y automática de los documentos. El acceso ha desbancado a la reproducción.
Por su parte, el texto adquiere nuevas dimensiones: la obra única y cerrada se convierte en inestable y abierta. Los enlaces hipertextuales permiten el acceso al mundo hipertextual de dentro y fuera, ya que los documentos hipertextuales pueden ser independientes (p.e. un CD-ROM o un DVD-ROM) o integrarse en una red (p.e. Internet o una Intranet). El mundo hipertextual es, por tanto, limitado y sin límites, flexible, abierto, en permanente construcción, modificación y ampliación. Pero además de reconfigurar las maneras en que concebimos el texto y de alterar las prácticas de lectura y escritura, el hipertexto también trastoca los procesos de producción, difusión y distribución que trajo consigo la imprenta, y altera y modifica profundamente el tradicional proceso de edición textual.

 

En la Web de la red Internet, el hipertexto ejecuta enlaces con cualquier objeto o recurso situado en la telaraña mundial: documentos, texto, gráficos, imágenes, animaciones, sonido, etc.; y esta fusión del texto con la imagen y el sonido, es otro de los cambios sustanciales a los que nos enfrenta la hipertextualidad. La confluencia de texto, imagen, sonido y otros recursos audiovisuales y multimediales, ofrece un particular dinamismo al hipertexto, convirtiéndolo en hipermedia y haciendo que el modo literal se convierta en visual y auditivo y, por ende, multisensorial. La integración de los distintos tipos de medios es un fenómeno nuevo que antes era imposible de llevar a cabo con las tecnologías del libro, el audio y el vídeo. Los antiguos soportes documentales pueden ahora integrarse bajo un nuevo soporte y nace un documento híbrido que aúna varios medios.
Con el hipertexto nace una nueva clase de soporte capaz de aglutinar en sí mismo a los otros soportes (papel, material magnético, material óptico, etc.) y que puede ser reproducido en estos mismos soportes. También se entremezclan las morfologías usadas en el mensaje: documentos y archivos textuales (libros, revistas, artículos, folletos…), gráficos (dibujos, mapas, planos, infografías, gráficos animados…), iconográficos (iconos, diapositivas, fotografías, cuadros), sonoros (música, sonidos de todo tipo, programas de radio…) y audiovisuales (películas, vídeos, programas de televisión), tridimensionales (objetos plásticos y de realidad virtual), informáticos (programas, aplicaciones, archivos legibles por ordenador…) y multimedia (combinaciones de varios de los códigos anteriores). Todo se enlaza mediante el hipertexto, constituyéndose así una nueva clase de documento o hiperdocumento llamado hipermedia.
Por último, quedan por analizar implicaciones más profundas ¿Varía el hipertexto la forma de entender la cultura y los procesos de pensamiento? Ya Leibniz hablaba de un sistema de escritura que “pintase los pensamientos”, pero ¿el conocimiento conceptual y teórico va a ser sustituido por el conocimiento de la emoción del mirar? ¿Contribuirá el hipertexto a un nuevo paradigma en el que “contar” será sustituido por “mostrar” tal y como ya anuncia el medio de comunicación hegemónico por excelencia: la televisión?

 

Cuando se analizan las nuevas tecnologías se suele confundir información con conocimiento. Aunque estos dos elementos están muy relacionados ya que el procesamiento y difusión de la información potencia el desarrollo del conocimiento, información y conocimiento son dos cosas distintas. La información se refiere al procesamiento, organización y difusión de los datos; el conocimiento, por el contrario, es la elaboración de juicios razonados a partir de esos mensajes. Lo que hacen las nuevas tecnologías es actuar directamente sobre la información e indirectamente sobre el conocimiento, ya que el procesamiento y difusión de la información potencia el desarrollo del conocimiento.
Las condiciones técnicas actuales permiten que lo audiovisual obtenga el grado de plasticidad que ha hecho de la escritura la principal técnica intelectual de toda la Historia. La digitalización del sonido y la imagen permiten ya modificar a voluntad el tono, timbre, forma, color, textura, etc. de tal manera que la tendencia es a producir procesadores de sonidos e imágenes con la misma flexibilidad que los actuales procesadores de texto. ¿Contribuirá el hipertexto a la nueva cultura de la imagen en la que parece que estamos ya inmersos? La cultura del libro se suele situar en contradicción con la cultura audiovisual, pero ¿son esas dos culturas antagónicas?

 

El hipertexto supera las limitaciones de la página impresa. Si la imprenta supuso una revolución en los conceptos de documento, autor, lector, edición, información y conocimiento, el hipertexto supone una nueva vuelta de tuerca y es necesario redefinir esos conceptos. Lo que permanecía oculto bajo los condicionantes del medio impreso, queda al descubierto con la utilización de la nueva forma hipertextual y la tecnología digital. Si la tecnología determina las formas de pensamiento y expresión, la llegada de una nueva tecnología dará lugar a nuevas formas culturales. Pero, como sucede siempre que se adopta una nueva tecnología, se abren muchas posibilidades inéditas y las perspectivas se analizan desde matices de signo muy contrario. Los más pesimistas auguran el fin y la extinción del libro impreso, y los más audaces futurólogos predicen la concreción real (virtual) de la biblioteca universal borgiana.
Esta tesis tiene como fin descifrar todas estas incógnitas y analizar el nuevo campo del conocimiento que nos ofrece el hipertexto. La aplicación de las técnicas hipertextuales en campos muy heterogéneos ha permitido que el hipertexto se enfoque desde campos teóricos muy diferentes: informática, matemática, lógica, lingüística, pedagogía, teoría literaria, etc. Una de las principales tendencias ha sido identificar el hipertexto con la literatura. Ya Ted Nelson, uno de sus primeros introductores, llamó a los ordenadores “máquinas literarias” y en este mismo sentido, las obras ya clásicas y fundamentales de George P. Landow enfocan el hipertexto desde el punto de vista de la crítica literaria.
Sin embargo, en el campo de la documentación, la reflexión sobre el nuevo medio hipertextual es aún parcial y, aunque es necesario afrontar el hipertexto desde un enfoque multidisciplinar, también es tremendamente necesario un enfoque especializado más profundo. Las implicaciones que tiene el hipertexto sobre el propio concepto de documento, sobre la búsqueda y recuperación de información, sobre los conceptos de autor, lector y usuario y sobre el tratamiento que se debe dar a la información han modificado las pautas actuales de descripción, clasificación, indización, resumen de documentos y otras técnicas de acceso y recuperación de la información, labores todas ellas pertenecientes al campo documental y transcendentales para el mismo.

 

Los hipertextos permiten conectar documentos o partes de documentos y permiten explorar y navegar a través de grandes masas de documentos o hiperdocumentos. También permiten la búsqueda directa y la recuperación instantánea de la información. El texto digital ha facilitado la búsqueda de información contenida en nuestro ordenador, pero el hipertexto en la WWW ha añadido otras posibilidades como acceder a archivos remotos mediante la conexión entre varios ordenadores y sistemas, y por tanto, acceder a todos los documentos contenidos en ellos de diversos modos. El hipertexto en la Web es un sistema de navegación sobre información heterogénea y dispersa, un sistema de distribución de recursos y un formato de presentación; pero lo único que comparten los documentos de Internet son los protocolos de transferencia o los lenguajes de marcado. La información comercial se entremezcla con las páginas personales, los artículos científicos, la información contenida en bases de datos de todo tipo, etc. El hipertexto permite enlazar estos documentos con sólo un simple clic de ratón; pero además de navegadores, servidores, protocolos y otras tecnologías como los agentes y motores de búsqueda, se precisan nuevas herramientas de descripción de documentos y recursos, y nuevos métodos de indización, clasificación  y catalogación de los documentos web para acceder única y exclusivamente a la información que nos interese. De esta forma, se precisan nuevos lenguajes documentales que permitan interrogar y hacer búsquedas directas en la ingente memoria documental almacenada a lo largo y ancho de la Web. Documentos primarios, secundarios y terciarios se funden y confunden en la red hipertextual, a los que, por primera vez, se puede acceder de forma directa e inmediata.
Cuando un documento impreso se traslada a forma electrónica y digital, las características semánticas y visuales del documento se pueden hacer simultáneamente presentes las unas a las otras. El documento no necesitará entonces ser leído dentro de los marcos del espacio-tiempo habituales, sino que todos y cada uno de los documentos separados se pueden hacer simultáneamente presentes, así como todas las partes de los documentos. La automatización lo que permite es ordenar las formas secuenciales en formas multisecuenciales del conocimiento y de la experiencia. Se produce así un engarce entre las formas abstractas y complejas, un nuevo orden para los documentos que pueden ser leídos, enlazados, navegados, explorados, recuperados, usados y reusados. La Web es también un espacio de información relacionada, pero que precisa de una semántica para ser comprendida.

 

En la corta historia de la World Wide Web y de Internet se han producido cambios espectaculares en los últimos años. La introducción de nuevos lenguajes -además del lenguaje hipertextual por excelencia, HTML- que permiten dotar de una estructura (XML) y una semántica a los documentos (RDF y esquemas, OWL, Topic Maps, XFML, etc.) y la fijación y universalización de determinados estándares de normalización tanto en lo referente a la localización de recursos, como a la descripción formal y a la descripción de contenidos,  así como el uso de nuevas herramientas de catalogación, clasificación e indización de recursos como los metadatos, y de otras antiguas como los tesauros y las ontologías ahora adaptadas a su uso en la Web, constituyen un paso adelante en la construcción de la llamada Web Semántica. De esta forma, la Web se va convirtiendo poco a poco en un espacio de información, de servicios y de conocimiento que puede ser interpretado tanto por agentes humanos como por agentes computerizados.
Los servicios que hoy ofrece Internet no sólo se han multiplicado, sino que han evolucionado hacia nuevas y mejoradas funciones y han ganado en facilidad de uso y manejo. A este cambio han contribuido no sólo la velocidad de transferencia de los bits que permiten los modems y routers actuales y la mayor eficiencia y capacidad de las líneas de telecomunicaciones con un gran ancho de banda, sino también, mejoras en el software y las aplicaciones (bases de datos integradas en la Web, motores de búsqueda, robots y agentes inteligentes, elementos dinámicos e interactivos, etc.) y en el hardware (mayor capacidad de almacenamiento y memoria, incremento exponencial de la velocidad de los procesadores, capacidad de tratar todo tipo de datos no sólo los textuales, sino también los datos multimedia, etc.). El usuario ya no tiene que operar con comandos y algoritmos complejos frente a una pantalla críptica, sino manejando el ratón sobre iconos e interfaces gráficas e incluso con la voz, y por medio del lenguaje natural.

Por otro lado, a servicios de Internet de antigua raigambre como la búsqueda y la navegación por la Web, el uso del correo electrónico, los chats, news, foros y las listas de distribución; hay que añadir una serie de servicios que se van consolidando poco a poco como las vídeollamadas y vídeoconferencias o el intercambio de archivos P2P; y otros de reciente aparición como los blogs, RSS o sindicación de contenidos y la constitución de las llamadas redes sociales, hacen de Internet un enorme espacio informativo y comunicativo de muchos y variados recursos y posibilidades.
Sin embargo, todavía existen muchas lagunas y problemas por solventar en Internet. La información semántica en la Web está todavía en pañales ya que existe un porcentaje muy alto de páginas que tienen información no fidedigna o directamente falsa (spamming de metadatos) y la Web indizable, esto es, de la que efectivamente pueden extraer información los buscadores, es muy pequeña y se corresponde, en su mayor parte con documentos públicos. La mayor parte de la Web permanece oculta, ya sea porque se trata de páginas de acceso restringido o porque estos recursos son embebidos dentro de sitios web individuales (la llamada Web invisible) o porque los buscadores tradicionales no pueden acceder a esa enorme masa de recursos. Aun cuando recuperemos un sitio que contenga una base de datos, es improbable que el buscador conduzca a la base de datos misma, puesto que se requiere navegar por el sitio web para encontrarla. Todo ese inmenso universo de recursos permanece aún inexplorado.
Por otro lado, en la Web existe un mayor número de páginas dinámicas que estáticas. Esto significa que los documentos de la Web se generan producto de un clic de ratón o de una consulta en un sitio web y esto supone una verdadera revolución para las antiguas clasificaciones y tipologías del documento. No sólo el nacimiento del documento digital ha generado nuevos tipos de documentos según el soporte, sino que el propio documento digital crea nuevas distinciones como la que se establece entre documentos digitales estáticos y persistentes, y los documentos dinámicos y virtuales. Un documento virtual es un documento para el que existe un estado no persistente y en el que algunas o todas sus instancias se generan automáticamente en un lapso de tiempo.

 

Hasta el nacimiento de la WWW, el acceso a la información ha consistido en la recuperación de copias electrónicas de los documentos de un gran depósito de información relativamente estática. El término estático no se refiere aquí a la estabilidad de los documentos -que en la WWW se modifican y actualizan constantemente, cambian de lugar, desaparecen, etc.- sino a que el documento ya existe y tiene unos límites bien definidos. Lo que sucede ahora es que el acceso a la información se realiza a través de la “manipulación” de una gran colección de fuentes y recursos de información diferentes y que algunos de esos recursos son documentos y otros son “procesos que crean documentos”. Viene aquí a colación el porqué se emplea el término “recursos electrónicos” en lugar de aludir simplemente a documentos. La Web ofrece distintos tipos de información además de documentos: junto a los documentos en sentido tradicional o formando parte de ellos, es corriente encontrar páginas dinámicas, programas y aplicaciones informáticas, eventos y servicios de todo tipo: formularios interactivos, foros de discusión, listas de distribución, libros electrónicos, buscadores, traductores e indizadores automáticos, etc. Se trata de información dinámica que genera otro tipo de información en un determinado punto en el tiempo. Ejemplos de este tipo de documentos virtuales son los que se generan cuando utilizamos un buscador que automáticamente crea una página web que no existía materialmente hasta el momento en que nosotros hemos solicitado una consulta a la base de datos de dicho buscador, la página web traducida generada por un programa de traducción automática en el que hemos introducido la URL del documento en la lengua original, un resumen de un documento nacido por obra y gracia de un programa que lleva a cabo resúmenes automáticos en línea, etc.
De esta forma, no sólo hay que establecer una tipología de los documentos (o de los recursos) como hace la tipología tradicional en función del soporte físico (papel, CD-ROM, disco duro, tarjeta de memoria, etc.), del mensaje informativo o de las posibilidades transmisión y difusión, sino que incluso, partiendo de la distinción básica entre documento analógico/documento digital, hay que establecer las bases para fijar también una nueva tipología que tenga en cuenta nuevos aspectos como el estado del mensaje informativo (documento real/documento virtual), las posibilidades de transformación del documento por parte del usuario, esto es, la interactividad (documento estático/documento dinámico), la estructura del mensaje informativo (documento secuencial/documento hipertextual), el tratamiento previo de los datos contenidos en el mensaje informativo (documento estructurado/documento no estructurado), el tipo de estructuración (formal/semántica), el tipo de acceso al documento (local/remoto), el protocolo de Internet utilizado para el acceso (http, ftp, etc.).
Así pues, la aparición del hipertexto y de su máxima expresión que es la World Wide Web, ha alterado las bases de la ciencia documental, su aproximación al documento y a todos los aspectos y procesos técnicos que tienen que ver con su descripción, recuperación y acceso. También el hipertexto ha alterado las bases de conceptos tan arraigados como el de autor, edición y lector. Prueba de ello son los cambios de denominación producidos a lo largo de estos años, entre los que cabe destacar 2 principales. El primero es que el objeto principal de la documentación ya no son los “documentos”, sino los “recursos”; y el segundo es que los “lectores” se han convertido en “usuarios”.

 

El hipertexto no es ni más ni menos que un método de presentación y organización de la información, donde determinadas palabras o imágenes en el documento que estamos visualizando, pueden ser expandidas para obtener información adicional referente a esa palabra o imagen dentro del mismo documento o fuera de él (por ejemplo, en Internet). Hipertexto es texto con enlaces o conexiones a otro texto, documentos, recursos o informaciones. En realidad no se trata de nada nuevo, es muy común que los documentos textuales contengan referencias, citas, notas al pie de página, referencias bibliográficas a otros textos, etc. El hipertexto lo único que hace es posibilitar y llevar más lejos esas funciones, supone un salto físico y material en la concreción de esas funciones. El uso de enlaces, links o vínculos de palabras o imágenes que nos llevan hacia otros textos y documentos, nos permite encontrar fácilmente y de forma inmediata, informaciones relacionadas. El hipertexto viene también a respaldar la vieja teoría hoy rediviva de la recursividad de la significación: el texto interpretado en contexto, un contexto a su vez formado y conformado por otros textos y documentos integrados por diversos medios, la gran telaraña del conocimiento, la enciclopedia mundial en la que hoy se ha convertido la World Wide Web.

María Jesús Lamarca Lapuente     
Facultad de Ciencias de la Información. Dpto. de Biblioteconomía y Documentación Universidad Complutense de Madrid.
http://www.hipertexto.info/
http://www.hipertexto.info/documentos/curriculum.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/Hipertexto
NOTA: Recursos de referencia sobre Tesis Doctorales se pueden consultar en el capítulo de esta tesis: Recursos de Referencia.

 

Bibliografía sobre Investigación científica y elaboración de tesis doctorales:
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