ciudad del sol

 


 

POƒTICA POESêA sinestŽsica

IMAGINACIîN, CREACIîN, CUALIFICACIîN, SUBLIMACIîN.

Se ejerce la poŽtica al elegir el paisaje de los mantos matrimoniales e idear la cuna de los hijos; todo Mito, Rito, Ceremonia, Tradici—n, Enso–aci—n, son POƒTICA Y POESêA, como lo son los Rezos, los Conjuros, la Comuni—n, la fusi—n de las humedades y el fuego, la savia y la luz en el amor infinito y eterno.

PoŽtica y poes’a es beber con los ojos, escuchar con las manos, palpar con los labios, iluminar con el torrente sangu’neo, esculpir aromas y perfumes, transpirar luz, respirar sinfon’as, y dibujar con la mente el milagro del futuro.

La PoŽtica y la Poes’a Visual son los objetos de estudio, metamorfosis y expresi—n de las Enciclopedias Habitables.

Poes’a, es el arte de imaginar y expresar sublimemente los sentimientos y las ideas.

Del lat. poet?ca, y este del gr. ¹???????, creaci—n, gŽnesis. Poema, del it. po?ma, y este del gr. ¹?????.

La poes’a es theoresis: entidad metaf’sica y anal—gica, es est’mulo, verdad, participaci—n emotiva y expresi—n sublime y sublimante: Ars poetica.

La Poes’a como objeto de estudio ha seducido a una gran cantidad de pensadores:

Arist—teles de Estagira (384 Ð 322 AC).
En su obra ÒPoŽticaÓ, explica que la Poes’a no representa lo acaecido sino lo Posible, por lo que la Poes’a es m‡s filos—fica y elevada que la historia porque la Poes’a expresa lo Universal en tanto que la historia describe lo particular.

Giambattista Vico de N‡poles (1668 Ð 1744).
En su obra ÒScienza NuovaÓ exorciz— la condena que Plat—n hiciera a la poes’a y a los poetas; para Vico el sublime ser de la poes’a es darle a las entidades insensatas sentido y pasi—n.

Es propio de la infancia tomar algo inanimado entre las manos y hablarle para transformarlo, convertirlo en algo con vida, resemantizarlo dir’an los semi—logos, Esta dignidad filol—gica y filos—fica demuestra que la humanidad contiene, en s’, todas las posibilidades imaginativas poŽticas fluyendo en su propia naturaleza, en su propio ser.

Giambattista Vico afirma que la humanidad est‡ enlazada a los magnos sentidos y al vigor de la fantas’a, por lo cual la sabidur’a poŽtica fue la primera sabidur’a de la humanidad.

Esta dimensi—n e hist—rica funci—n ubican a la poes’a como obra del esp’ritu, como la manifestaci—n inicial del pensamiento humano; si se tiene en cuenta que los seres humanos antes de reflexionar, con la mente incontaminada, inician siempre sus pensamientos perturbados y conmovidos por las dram‡ticas experiencias de su existencia.

Vico el napolitano trasciende las teor’as de la poes’a de su tiempo, la cual estaba constre–ida a la mera acumulaci—n de reglas y preceptos ajenos, sin tener en cuenta su verdadero contenido, que es la inspiraci—n y el ingenio.

Giambattista Vico ve con agudeza c—mo los lenguajes comprenden las expresiones no verbales de la mente humana, la Mœsica al sonido, la Danza al movimiento, la Arquitectura al espacio, la Iconograf’a al silencio y a lo visible. Estos lenguajes se muestran como la urgencia ineliminable que tiene el ser humano de expresarse, comunicarse y de creer, as’ como de perfeccionar su entorno.

La poes’a Ars poeticaes postulada como la facultad de animar la materialidad burda del mundo exterior para imaginarlo grato, placentero, cualificado.

Existen dos poes’as, la humana y la del cosmos; la humana es la concebida por el ser en formas de expresi—n, y la del cosmos es la percibida en los eventos de la naturaleza fysis.

El discurso poŽtico es valorativo-apreciativo, orientado a distinguir, recordar y sustentar valoraciones ya logradas para, as’, estar en condiciones de explorar y experimentar diferentes y diversas apreciaciones, y de tener distintas valoraciones; el discurso poŽtico es el discurso axiol—gico.

La poes’a corresponde a la teor’a de la empat’a que considera la actividad estŽtica, aisthetikos, como la proyecci—n de emociones y pulsiones del sujeto en el objeto estŽtico.

Georg Wilhelm Friedrich Hegel de Stuttgard (1770-1831).
En ÒLecciones sobre EstŽticaÓ, Hegel expone la hip—tesis de que la poes’a es m‡s antigua que la literatura; la poes’a es la representaci—n originaria de lo verdadero, es el saber en el cual lo universal todav’a no ha sido separado de su existencia viva y de lo particular, de la ley y el fen—meno; la finalidad y el medio aœn no se han opuesto uno al otro, comprendiŽndose el uno en el otro y a travŽs de los otros.

La poes’a no se limita a expresar contenidos ya conocidos por las entidades; la poes’a a travŽs de im‡genes, multiplica y diversifica los contenidos conocidos en continentes y contenidos inŽditos polim—rficos y polif—nicos.

Para Hegel, la Poes’a es Conocimiento y aœn pertenece, junto con la Religi—n y la Filosof’a, a la esfera de la verdad absoluta. La Poes’a es sem‡ntica sublimada que gesta la intimidad y la inmanencia del universo nuestro.

Hay objetos y situaciones, poes’as o paisajes que producen reacciones afectivas en la mayor’a de los seres humanos sino idŽnticas, por lo menos similares; algo que puede ser la manifiesta existencia de un esp’ritu estŽtico comœn a todos los seres humanos sin importar su distinta y distante procedencia en el espacio y en el tiempo.

La poes’a es la representaci—n de la utop’a; si la utop’a se realiza, se cumple, entonces la poes’a, con lo cual conoceremos la posibilidad de existencias poŽticas.

Johann C. Friedrich Holderlin de Lauffen (1770-1843).
Holderlin propone habitar poŽticamente el mundo en su obra ÒEl Devenir en el DeclinarÓ y resalta tambiŽn que la poes’a esta subordinada al ser poŽtico que la especifica.

La poes’a literaria, dice Holderlin, es una forma de la poes’a, pero tambiŽn son poes’a la iconograf’a parlante, la mœsica visible, la coreograf’a del espacio, la danza escult—rica, la caligraf’a cinestŽsica, la proxemia c—smica, la photo-skia-graf’a y los discursos habitables.

Los mitos son poes’a: el caballo alado y la serpiente emplumada lo son. Los ritos, al igual, son poes’a: el bautismo y la abluci—n as’ como las ceremonias del tŽ y la bendici—n de los alimentos son poes’a.

TambiŽn son poes’a las herencias; basta recordar cuando los alfareros de la China, mucho antes del primer a–o de nuestra era preparaban las dulces y sedosas arcillas para protegerlas, con mucho celo, bajo tierra hasta que alcanzaran esas la nobleza de su plenitud y entonces, sus bisnietos dieran luz a los continentes, que miles de a–os despuŽs son los tesoros de museos. TambiŽn recordemos cuando el padre de Pablo Ruiz Picasso le entreg— sus pinceles de icon—grafo al igual que lo hicieron todos los padres Ruiz desde Altamira.

La poes’a no produce im‡genes la poes’a produce imaginaciones. La poes’a est‡ signada por la impronta de la universalidad y de la totalidad, que constituye su car‡cter, ethos. La poes’a es la verdad filos—fica que est‡ manifiesta en la inmediatez de la imagen y en la universalidad del concepto. Lo que definimos como naturaleza fysis es un Poema contenido y expresado en caracteres misteriosos y admirables.

Martin Heidegger de Messkirch (1889 Ð 1976).
A travŽs de la ÒEsencia de la VerdadÓ define a la poes’a como el nombrar que instaura el ser y la esencia de las entidades. La poes’a no es un decir caprichoso, il—gico y accidental, no, por el contrario, es aquello por lo cual hacemos pœblico todo lo que sentimos y pensamos lo m‡s ’ntimo, lo m‡s preciado.

La poes’a es el lenguaje primigenio de toda cultura viva y continua, que deviene y trasciende. La poes’a es proyecci—n de las emociones y la raz—n, los sentimientos, las expectativas; la Poes’a es la contemplaci—n primordial de los entes en la cual integran su ser a las entidades del universo.

J. M. William Turner de Covent Garden (1775 -1851).
Como su icon’a representaba visiones precursoras que hubo de justificar ante sus retrogradas contempor‡neos de todos los tiempos.

La œnica opci—n que le qued— para diluir su insultante imparidad fue apelar a la poes’a:
Hasta el sol poniente en el cielo occidental, eximio y radiante el gran arco iris
EtŽreo flota el amante de la tierra
Surge en el inconmensurable cl’max
Desplegando sus colores en equilibrada proporci—n
Desde el rojo fulgor, hasta el morado que mora en los cielos
Las nubes que se disuelven modelan con el sol su prisma lluvioso
Se expanden a la mirada sabia los varios hilos de luz
Cuando reposando sobre el pecho de las monta–as iluminadas, se refleja en la eterna memoria.

Charles Baudelaire de Par’s (1821 Ð 1867)
Define a la poes’a como composici—n; dec’a que todo el universo visible es como un almacŽn de im‡genes, y de signos que los autores reorganizan con la intuici—n e intenci—n de resemantizar el universo.

Paul ValŽry de Sete (1871 Ð 1945).
Define a la poes’a como construcci—n, la poes’a se hace construyendo complejos conjuntos ic—nicos, circunstancias y esencias que los demiurgos eligen de la icon—sfera la cual es su realidad, y que cuando la dicen y reordenan, crea otras realidades m‡s perfectas y m‡s significativas.

Gustav Flaubert de Ru‡n (1821-1880)
Consider— que la m‡xima poes’a era la Taxometr’a del espacio, la mœsica de las esferas por ser Žsta la di‡fana expresi—n de la exactitud, la armon’a y la perfecci—n del cosmos.

Avicenna de Afshana o Ab? ÔAl? al-Husayn ibn ÔAbd All?h ibn S?n? (980 -1037).
Para explicar la facultad intelectiva y la abstracci—n apha’resis, Ibn Sina hubo de concluir su libro ÒLas Fuentes de la Sabidur’aÓ, donde se refiere a aquŽllo que une lo estimativo y la imaginaci—n: lo estimativo permite percibir los significados no sensibles o intenciones; a imaginaci—n es la facultad de combinar im‡genes o separarlas unas de otras.

Su teor’a se refiere a la inspiraci—n que caracteriza la iluminaci—n de los seres, los que poseen el don de construir im‡genes.

Ibn Sina menciona que solo los humanos iluminados ven alguna vez el fulgor del oro engarzando gemas, y en otra ocasi—n, la triangular equidad de una monta–a a la luz de la luna plena para, que tiempo despuŽs, en el desierto, al beber la infusi—n de la noche, narren para compartir sus ’ntimas experiencias que:

Mil lunas a encontraron en el horizonte del camino una monta–a cupular,
ella, refulg’a de oros al engarzar los destellos de los astros,
eh’ escuchamos los designios argentados en el espejo seleno,
ungidos de sus aromas gemados, escuchamos su luz al conocer la armon’a crom‡tica del jard’n eterno.
Oramos agradecidos hasta siempre hoy.

Roberto Real de Le—n Ð Julia Vargas Rubio -Marco Antonio Flores Enr’quez

http://museosvirtuales.azc.uam.mx/sistema-de-museos-virtuales/sinopsis/poetica.html




 

 



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